Su objeto es lo fáctico [(Actos
morales): El motivo, la elección del fin, el establecimiento de los medios y
las consecuencias.] y lo normativo [(Normas morales), variedad de normas, las
cuales implican libertad y obligatoriedad, y pueden ser normas autoimpuestas
por la moral autónoma del sujeto, o pueden ser normas impuestas desde el
exterior, propias de una moral heterónoma de un sujeto que se deja llevar por
el resto.
Las cuatro palabras más fundamentadas por la ética son: Felicidad,
deber, libertad y responsabilidad. La felicidad es, según Voltaire, la
finalidad y el objetivo humano. Es esa satisfacción que impregna nuestros
sentimientos y acciones, pero felicidad no es placer, puesto que esto último es
efímero, concreto y tiene sentido material. El sentido de la felicidad es
espiritual. El deber, para muchos, es el fin que tienen las personas, pero en
realidad, ¿Deber es felicidad? Depende de personalidades, puesto que es un
compromiso / obligación que todos tenemos, y nos podemos tomar de una forma u
otra. El deber implica derechos, reglas de comportamiento, que llevadas a su
carácter más social, formulan las leyes. Los tipos de deberes siempre son dos:
los jurídicos y morales. Nuestros deberes son los derechos de los demás, y
viceversa. La libertad sin embargo, es necesaria para la elección, lo que
provoca la aparición de conductas éticas. El concepto de libertad se refiere a
la autodeterminación de no ser esclavo de nadie, poder elegir y hacerlo sin que
haya impedimentos a nuestra voluntad. El problema de la libertad es que las
personas podemos ser deterministas o indeterministas. Los deterministas
sostienen que no somos libres, puesto que todo tiene una causa (Física, social,
teológica, genética, psicológica…). Los indeterministas sostienen que somos
libres, puesto que nuestra conducta está regida por la voluntad. La
responsabilidad es una consecuencia directa de esta libertad, porque es el acto
conceptual en el cual los seres libres responden de su conducta. Ser
responsable es poder responder de un acto justificando una opción o decisión,
mientras que ser irresponsable hace referencia a no ser capaz de dar razones.
Las condiciones para ser responsable son el conocimiento y la libertad, y los
tipos de responsabilidad son la directa (Cada uno es responsable de sus actos)
y la diferida (Alguien propicia que otro individuo haga algo). No basta con
tener buena intención para hacer algo, es un problema común, puesto que hay que
analizar y valorar las consecuencias de los actos, sin limitarse a justificar
por las buenas intenciones. Los actos morales, como actos que son, están
orientados hacia el exterior, la realidad, el mundo, los demás. Pero, por ser
morales, tienen un aspecto interno, que es el que hace que sean valorables. No
podemos olvidar que somos morales porque sabemos que podemos elegir, porque
sentimos que tenemos posibilidad de seguir caminos diferentes en nuestra vida,
porque nos damos cuenta de que nuestras acciones tienen consecuencias. La
conciencia de estas consecuencias es la base del aspecto interno de la moral,
en ella está el origen de la valoración de nuestros actos, nuestros hábitos o
nuestro modo de vida. Pero la conciencia moral es también
conciencia de la libertad, conciencia de que no todas las posibilidades de
elección son igualmente valiosas. Por eso es especialmente importante
plantearnos qué es y como funciona. La misma palabra que usamos para referirnos
a ella ya nos da una pista: estar consciente significa darse cuenta de lo que
ocurre alrededor. La conciencia es una forma de conocimiento o de percepción.
La conciencia moral es con lo que nos damos cuenta de lo que vale, de lo que
merece la pena para la vida, de lo que es bueno -o bien, de lo que no merece la
pena, de lo malo, de lo que hay que evitar-. La conciencia moral es la
capacidad para juzgar conductas, y puede tener origen innato (Teorías
naturalistas y sobrenaturalistas) o pueden tener un origen adquirido (Marxismo,
Socialismo, Psicoanálisis). Pero centrándonos sobre todo en la parte de la
psicología, y no de la filosofía, nos encontramos con diferentes sistemas de
desarrollo moral, los cuales se corresponderían con los sistemas éticos si nos
centrásemos en la parte filosófica.
Teoría de Jean Piaget.
Teoría de Lawrence Kohlberg.
Los sistemas éticos serían propugnados por los Sofistas (Relativismo), Sócrates (Intelectualismo moral), Platón (Ideales morales), Aristóteles (Eudemonismo, es decir, felicidad), los Epicúreos (Placer y ataraxia), los Estoicos (Destino y apatía), San Agustín de Hipona (Voluntarismo), Santo Tomás de Aquino (Intelectualismo), Kant (Formalismo), Bentham y Mill (Utilitarismo), Nietzsche (Vitalismo biológico), Marx (Humanismo socialista), Moore y Ayer (Lenguaje de la ética), Scheler (Valores morales), Habermas y Apel (Éticas discursivas), Sartre (Existencialismo) John Rawls (Neocontractualismo)…y un largo etcétera de filósofos, tales como los cínicos, escépticos, ilustrados.... Pero los sistemas de desarrollo moral y psicología serían cultivados sobre todo por los psicólogos o no psicólogos Jean Piaget, Lawrence Kohlberg, Sigmund Freud y Abraham Maslow.