Hola queridos lectores. En este artículo voy a hacer referencia a una serie de planteamientos y tendencias filosóficas contemporáneas, surgidas principalmente durante el Siglo XIX, un siglo polémico, lleno de procesos revolucionarios que sentarían las bases del mundo actual. La edad contemporánea empieza en 1789 con la Revolución francesa, y llega hasta nuestros días. Para entender la filosofía, hay que entender la historia, y viceversa. En el año 1789, los ideales de la ilustración se sumaron al descontento causado por la monarquía absoluta (Que impedía el ascenso de la Burguesía, la cual quería la división de poderes), la estructura estamental (Se presentaron cuadernos de quejas por parte de los tres estamentos, puesto que no era justo que el estado llano cargase con todos los privilegios de la nobleza y del clero), la economía (Crisis y presión jurídico-económica sobre el campesinado, clase destinada a pagar los Diezmos a la iglesia y las Tallas al Estado) y sobre todo el frío invierno de 1788 que acabó con todas las cosechas y provocó que el precio del trigo fuese el doble que el normal. Todo empezó con los Estados Generales, la Asamblea Constituyente, la Asamblea Legislativa, la Convención Nacional y el Directorio, al cual puso fin Napoleón Bonaparte al proclamar el Consulado junto a Sieyés y Ducos, lo que después sería un Imperio desde 1804 hasta 1815 tras la derrota de Waterloo. Tras toda la revolución, dentro de la que se incorpora Napoleón (Históricamente hablando), se organizó el Congreso de Viena de 1815, entre todas las potencias vencedoras de el emperador francés (Austria, Rusia, Prusia y G. Bretaña). Dicho congreso consistía en reuniones organizadas por el canciller austriaco Klemens Von Metternich para la organización del nuevo mapa europeo, pues se podía repetar el orden impuesto por Napoleón, se podría elaborar un nuevo mapa, o se podría restaurar todo de la igual manera en la que estaba en cuando a Geopolítica. Se optó por volver a las mismas fronteras y a las mismas políticas (Monarquía absoluta). La fuerza de la voluntad popular estaba demostrada, estaba demostrado todo lo que la gente estaba dispuesta a hacer por la libertad, así que dentro de poco surgieron revoluciones políticas, las más conocidas son las de 1820, 1830 y 1848, antecedente en algún modo de las unificaciones posteriores de Alemania e Italia. Todo esto es un proceso, puesto que una cosa lleva a la otra, y el siglo XX fue recibido con tensiones que la Paz Armada desataría en la I. Guerra Mundial, esta en las consecuencias de la misma, tales como la crisis del 1929 y los totalitarismos, lo que llevarían a la II Guerra Mundial, y esta llevaría a la Guerra Fría, y así un largo etcétera, pero con conocer estos conceptos históricos, ya hemos conceptualizado las bases para entender la filosofía de esta época.
En este artículo voy a analizar a fondo el Humanismo socialista de Marx, el Vitalismo biológico de Nietzsche y el Existencialismo de Sartre, pero hay mucha más filosofía como la ética discursiva cultivada por Habermas y Apel, el neocontractualismo de John Rawls, el Intuicionismo, emotivismo, prescriptivismo, relativismo ético, contextualismo, pluralismo, ética aplicada...
Pero es que contemporáneamente hablando, nos encontramos en el siglo XIX con los
planteamientos de Marx y Nietzsche (Polémicos).
El filósofo socialista al cual se le considera precursor
principal de todas las tendencias izquierdistas contemporáneas recibe el nombre
de Karl Marx. Este, partiendo de la izquierda hegeliana, reacciona ante el
idealismo y ejerce de creador de una filosofía crítica, la cual pretende
transformar la realidad sociopolítica. Hasta entonces, los filósofos se
preocupaban de interpretar el mundo, pero Marx quería cambiarlo por completo,
puesto que el mundo en aquel entonces estaba muy desigual (como en la
actualidad). Su teoría ética recibe el nombre de Humanismo Socialista/Marxista,
lo que viene a ser la Alienación. La
alienación es la pérdida de una propiedad a favor de un tercero y se puede
clasificar en tres tipos: Económica, Religiosa e Ideológica. La alienación
económica se basa en el trabajo, la actividad esencial del ser humano, el cual
puede ser libre (persona autodidacta y autónoma) o alienado. Éste es el propio
de una sociedad de clases, como la capitalista, dividida en una clase
explotadora y propietaria de los medios de producción (Burguesía), y otra clase
social totalmente oprimida y a merced absoluta de los intereses y mandatos de
los grandes propietarios (Proletariado).
El trabajador no es dueño del producto, que pertenece al
patrono. Entonces, la clase obrera, es decir, estos proletarios, necesitan
vender su trabajo a cambio de un pequeño salario. Pero al convertirse en
empleado y trabajar para otro hombre, pierde su esencia como ser humano, es
decir, se deshumaniza. El capitalista debería pagar al obrero una parte de lo
que produce como compensación. La alienación religiosa es la consistente en la
que el ser humano proyecta sus cualidades en un ser superior, al que llama
Dios. Y la alienación ideológica es simplemente, un conjunto de ideas
falsificadoras de la realidad (El proletariado pensó que la sociedad y la
economía solo eran simples elementos artificiales para hacerles la vida más
difícil de lo que ya la tenían). En la sociedad industrial, la palabra
“Proletariado” procede de “Prole” <hijos>, que es lo único que tienen los
trabajadores obreros. De hecho, estos padres de familia trabajaban jornadas de
más de 12 horas de trabajo para un salario miserable. Con un salario no llegaba
para subsistir, entonces los hijos y la mujer deberían contribuir también y
trabajar a merced del mismo jefe. La causa de toda esta situación para los
obreros, fue la
Revolución Industrial, acompañada de la Revolución Agraria.
Ambas revoluciones lo que provocaron fue el éxodo rural, el abandono de los
pueblos por parte de los trabajadores que antes se dedicaban al campo, para
ahora poder dedicarse a trabajar en la gran industria. Los problemas de la
clase obrera eran complejos, puesto que el campo estaba mecanizado y ya no
había puestos de trabajo, el aumento demográfico hacía que si una persona no
quería trabajar, se elegía a otra sin evaluar ninguna condición, y encima para
colmo, estos obreros tenían la competencia de la máquina, el principal factor
revolucionario. El gran Marx fue el precursor del movimiento obrero que tantas
repercusiones sociopolíticas ha ocasionado en toda la historia contemporánea,
partiendo de la publicación del “Manifiesto del Partido Comunista” en 1848,
junto a su socio, Friedrich Engels. Marx, consciente de la situación, analizó
científicamente la historia y la sociedad y materializó la dialéctica hegeliana
y llegó a las conclusiones de que no existe más realidad que lo material, y que
la realidad, tanto natural como social, es dialéctica, osea dinámica y
contradictoria (La oposición de fuerzas la hace avanzar). El Materialismo
Histórico fue la teoría naciente de estos pensamientos lógicos, y es una teoría
sociológica que, a partir de datos empíricos, pretende explicar el mecanismo de
tránsito de uno a otro modelo social a lo largo de la historia (Algo parecida a
la teoría de Thomas Khun con sus cambios de Paradigma en la ciencia). En
consecuencia de todo esto, la sociedad contemporánea a Marx estaba sumergida en
una gran lucha de clases, que al ser algo malo para la sociedad, se necesitaba
una revolución como remedio total.
La lucha de clases se veía fundamentada por la Moral Capitalista (Injusta e
inmoral por la opresión burguesa sobre el proletariado) y la Moral Proletaria (Totalmente
opuesta a la moral burguesa, que ansiaban una transformación de las relaciones
sociales que mantenían al individuo en la humillación y la marginación, para
poder llegar a la igualdad y a la fraternidad). Esta lucha de clases, al no
poder zanjarse con una simple revolución, se hicieron bastantes huelgas y
movimientos sociales que comenzaron por el Luddismo (Momento en que los obreros
entraron a las industrias para romper las máquinas, pero pronto se acabó este
pequeño movimiento porque quedó demostrado que la máquina daba más puestos de
trabajo de los que quitaba) y acabaron por la fundación de las Internacionales
Obreras. Simplemente, para Marx, lo bueno era lo que ayuda al ser humano a su
plena realización en un mundo nuevo, justo y feliz, y lo malo era lo que
retrasaba ese proceso de realización humana. Marx llegó a coincidir
temporalmente con el gran Friedrich Nietzsche, conocido filósofo nacido en
Alemania en 1844, en medio de inestabilidad y grandes revoluciones políticas.
Nietzsche fue el creador de la teoría del Vitalismo Biológico y avanzó desde la
filología hasta la filosofía, y rechazó el positivismo y el racionalismo
hegeliano-marxista. Los filósofos, por miedo a la vida, momifican la realidad
negando la pluralidad y el movimiento que observan en los sentidos, y afirmando
su carácter único y fijo, solo dirigible por el instrumento racional. Fue un
fuerte crítico con la cultura de su contemporaneidad por este dualismo en el
cual la razón predominaba sobre los sentidos, y esto estaba causado por todos
los engaños del lenguaje. Propugna que el valor supremo del ser humano es la
vida, y a él deben someterse el resto de valores, de tal forma que la primera
norma de moralidad debe ser la voluntad de querer vivir. Defiende que hay que
recuperar la moral originaria y primitiva, que no conoce ni el bien ni el mal,
en la que es bueno todo aquello que hace libre al hombre y es útil para su
bienestar psíquico, y malo todo aquello que lo esclaviza y lo somete a otros
seres, ideas o normas. En la cultura vitalista simplemente se defienden dos
tipos de morales (Esclavos y Señores). La moral de esclavos fomenta la humildad
y la pobreza puritana en la que la persona se sumerge en el desierto del
nihilismo (Estado de ánimo en el cual no hay ausencia de perturbación a causa
de otros seres, tales como Dios). La moral de señores es la llevada a cabo por
los superhombres, los cuales tienen virtudes como la creatividad, la
originalidad, la energía y el vigor que le define como una persona con un
carácter desgarrado. Ese superhombre consigue esas virtudes al superar el
desierto del nihilismo, y entonces rehabilita los instintos vitales, decidiendo
y valorando todo desde su propia voluntad, una voluntad de poder y afirmativa.
Para los señores, la bondad es la felicidad, y para los esclavos no queda otra
que sentir resentimiento por ser débil frente a la vida. La metáfora del
camello, el león y el niño aclara muchas cosas. El camello representa la
aceptación resignada de la carga (normas, creencias…), se transforma en león
cuando toma conciencia de que la carga ralentiza su paso. El león aspira a la
libertad puesto que destruye los valores que lo limitan, por tanto se enfrenta
al deber y le vence, pero su fuerza no es creadora, puesto que se requiere la
inocencia del niño (Más allá del bien y del mal). El niño asume el juego de
crear y alumbra los nuevos valores vitales tomando el rol de Superhombre, lo
cual es una UTOPÍA. El valor máximo es el amor, pero el amor a uno mismo,
teniendo rebeldía y voluntad de autocontrol para hacer frente al hombre
virtuoso de la filosofía griega o al amor al prójimo del cristianismo. En 1905,
nacería en Francia el filósofo que marcó el punto y coma para la filosofía
existencialista universal, Jean Paul Sartre. Este, influenciado notablemente
por los grandes Edmund Husserl y Martín Heidegger, empezó desde pequeño a
tratar la filosofía desde un punto de vista diferente, el existencialista.
Aparte de ser filósofo, también fue novelista, dramaturgo y crítico (“No hay
necesidad de fuego, el infierno son los otros”), muy comprometido con la
filosofía de izquierdas, por la cual en 1964 rechazó el premio Nobel de literatura.
El existencialismo es una filosofía del siglo XX, basada en el individualismo
como forma de vida y en la pérdida de los grandes ideales tradicionales. Según
esta corriente filosófica, el ser humano está solo, abandonado a la ineludible
necesidad de tener que realizarse hasta el más pequeño detalle. En este
desamparo en el que se encuentra la persona, a pesar de todo tiene que vivir,
ser capaz de tomar decisiones para poder seguir existiendo. La persona
auténtica es aquella capaz de aceptar la cruda realidad y actuar en
consecuencia, puesto que el ser humano es el dueño de su vida y su vida son los
actos que realiza, pues fuera de esto, no hay más, acaba la existencia. Como
ventaja y algo positivo, la persona es libre, tiene total libertad de sus actos
puesto que es un proyecto que se va haciendo. Las decisiones tomadas
librementes conforman el proyecto de vida que se quiera llevar posteriormente,
así que se pasa a tomar el rol de inventor de valores universalmente válidos.
Al estar “Condenado a ser libre”, la libertad es el valor máximo, puesto que
hay que tener responsabilidad total de los propios actos, puesto que nuestra
libertad de elección compromete a toda la humanidad. Los actos que realizamos
son modelos de comportamiento para mí mismo en otra ocasión, y para los demás. El
problema de todo esto es que, para Sartre, “El cobarde es el que se cobija tras
las normas”, y si la persona busca la autenticidad sin hacer caso a ninguna
norma externa, puede iniciar una conducta criminal, puesto que una persona
puede ser muy auténtica y seguir las indicaciones de su conciencia moral al
ocasionar un atentado. Grandes obras de carácter filosófico de Sartre, fueron: El ser y la nada, El existencialismo es un humanismo y La Náusea.
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