5 de julio de 2013

El plano fáctico de la moralidad

La palabra fáctico procede del latín factum, que significa “hecho”. Sobreentendemos entonces que de lo que trata lo fáctico en la perspectiva ética es del acto moral y su estructura básica.


El acto moral es aquello que la persona realiza creyéndolo así como bueno o malo, y su estructura se divide en una serie de fases que se articulan entre sí:

a)      El motivo: El motivo es, según la psicología, aquello que impulsa que se haga algo, un estímulo que es causa de otro posterior para mantener la acción. Es, en definitiva, aquello que mueve a un sujeto a obtener un fin determinado. Existen motivos que pueden ser antagónicos pero cuyo fin puede ser el mismo, pues solo comparten eso. El psicoanálisis de Sigmund Freud demuestra que hay, aparte de los conscientes, motivos inconscientes, a los cuales el sujeto no puede acceder. También hay motivos no-conscientes (pasiones violentas, hábitos incorregibles, impulsos difíciles de contener...). Paralelamente, Auguste Comte y Émile Durkheim fueron los creadores de un sistema moderno llamado “Sociologismo moral” que pretendía reducir todo hecho moral a hecho social, la ética a la sociología. Este sistema alude a que el ser humano está sometido a una presión externa que es la propia sociedad en que se inserta, la cual impone los códigos morales que se consideran buenos. Entonces sólo sabremos si un acto moral es bueno o malo en la medida en que se ajuste a esos códigos de conducta impuestos por la sociedad. Pero en realidad, de todos los motivos existentes, para tener en cuenta a la hora de calificar moralmente un acto, el sujeto solo debe tener en cuenta aquellos que conoce y es capaz de dominar.

b)      La elección del fin: Es propio del ser humano que todo acto tenga un fin, pues no es propio de él hacer algo de forma desinteresada. El acto moral exige motivación, y eso sólo se consigue cuando el sujeto es consciente del fin que se propone y ve este fin conseguido (“Anticipación imaginativa del resultado”). El hecho de elegir un fin es algo preferencial, pues depende totalmente del sujeto, que desea una cosa u otra. Esto demuestra que el acto moral es algo voluntario, se hace o no si se tiene un fin o no.

c)      El establecimiento del medio: Todo fin necesita de unos medios para llegar a la realización del mismo. Siempre será mejor que el medio sea el trabajo y la constancia personal a que sea algo fácil conseguido por un cúmulo de circunstancias que en realidad son injustas. Pues a veces es mejor el medio que el fin en sí mismo. Pero… ¿El fin justifica los medios? Según Nicolás Maquiavelo en el Renacimiento, si. Pero según la ética y la moral, no. Por ejemplo, el fin que tenía Hitler para hacer de la raza aria, la raza suprema, no se justifica con el encarcelamiento y genocidios de las demás, consideradas inferiores por pura ideología pangermanista.

d)      La consecuencia: Las tres fases anteriores son las básicas, con eso estaría acabado el acto moral, pues no queda más. Pero el resultado de todo el acto conlleva unas consecuencias que de él se siguen. Un sujeto no puede desentenderse de las repercusiones que tienen sus acciones, y siempre las hay, las cuales afectan a una cosa u otra.

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