6 de julio de 2013

La ética y la política del "Platonismo" (Periodo Clásico de la Filosofía Griega; Siglo IV a.C.)

Platón, un filósofo conocidísimo a nivel mundial, es junto a Sócrates, Aristóteles y Kant, uno de los cuatro pilares de la filosofía universal, pero... ¿Quién fue? Una persona que se convirtió en filósofo al heredar de su maestro (Sócrates) la pasión por la verdad. Sitúa esta en un mundo de realidades ideales en el que se encuentran también los valores morales. No se ocupa tanto como su maestro en la ética, pero toda su obra está llena de sentido moral. Los ideales morales de Platón sostienen que la virtud es la condición del bien individual y social. Los conceptos morales pueden ser conocidos racionalmente y son absolutos, no relativos. Las virtudes esenciales son la prudencia, la fortaleza y la moderación. El filósofo es la persona que mejor conoce todos los conceptos morales, y por tanto, los más aptos para dirigir la ciudad y educar a los ciudadanos. En su pensamiento acerca de política, él establece su orden de prioridades, piensa que el mejor sistema político es la Monarquía, luego la Oligarquía, luego la Democracia y después la tiranía. Pero el perfecto sistema político se basaría en la Monarquía en manos de un rey filósofo y sabio, que sepa dar al pueblo lo que necesite. Por eso, tras esa reflexión, llega a pensar que la naturaleza humana se divide en tres dimensiones muy distintas: Racional (Gobernantes que deben tener como virtud la Prudencia), Concupiscible (Trabajadores que deben tener como virtud la Templanza) e Irascible (Guerreros que deben tener como virtud la Fortaleza). La verdadera justicia se alcanza al tener un equilibrio perfecto entre estas tres virtudes, puesto que es necesario vivir en sociedad, y debe haber una correspondencia entre el bien individual y el bien colectivo. Por estas tres dimensiones de la naturaleza, el puesto de cada ciudadano se debe elegir según las virtudes de cada uno de ellos. Tanto en el alma como en la vida externa puede haber conflictos, y estos deberían resolverse utilizando la virtud que a cada uno le es propia.
La razón debe dirigir, el valor ha de proteger y el apetito ha de mostrarse obediente y moderado. ¿El resultado de esto? Un alma justa, un ciudadano feliz y en consecuencia, una ciudad organizada, justa y creciente. Fue un gran interesado de la política activa, por eso se sintió decepcionado, sobre todo después de la muerte de su maestro Sócrates, el cual fue condenado a que la cicuta acabase lentamente con su vida. Puso todo su empeño en construir un Estado Ideal, en el cual cada individuo desempeñara la función encomendada a su clase social.


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