26 de marzo de 2014

EL MOTIVACIONALISMO ÉTICO-POLÍTICO, por Mario Sáenz.

Hola, queridos lectores, os saludo. Y es que hoy lo hago con el hercúleo motivo de proponer una solución al panorama socio-político del S. XXI, manchado de violencia, sangre y desilusión. Así pues, propongo que soñemos en la cima del idealismo y pensemos soluciones para el mundo que tenemos y convertirlo en el mundo que deberíamos tener. Fijado este concepto de mi idea, propongo una tipología de gobierno que relacione tanto ética (plano individual) con política (plano colectivo) para que éste se de de forma justa. Así pues nos encontraríamos que con una mezcla de la moral grecorromana (de la felicidad) y la moral moderna (del deber y de la justicia), existiría un líder para cada poder estatal (legislativo, ejecutivo y judicial).


Ahora bien, esto es fácil de decir, pero en realidad, ¿Cuál es el problema más frecuente? Que nunca está aclarado el concepto de ese “líder” (quien trabaja con nosotros y nos motiva) y termina siendo un “jefe” (quien nos hace trabajar solos y, por tanto, desmotiva).

·        El poder legislativo (el cual redacta y aprueba las leyes) debe estar encabezado por un artista, es decir, un “técnico”, que gracias a su capacidad productiva de objetos estéticos, cree leyes estéticas. Lo “estético” en este contexto se refiere a que otorgue unas sensaciones positivas, que la gente al saber cuales son las leyes que rigen su Estado, disfrute como quien ve una obra de arte, ya que saben que son justas, más o menos, ya que nunca llueve a gusto de todos. Su virtud debe ser la creatividad.

·        El poder ejecutivo (el cual ejecuta las leyes que pone en marcha el artista) debe estar encabezado por un líder en su sentido más puramente estricto. Su virtud debe ser la profesionalidad. Sus características serían cuatro:
- Comunicación: Debe saber tanto decir las cosas claras como escuchar al resto.
- Inteligencia emocional: Debe saber manejar tanto sus emociones propias (para no corromperse) como las ajenas (para poder motivar a su pueblo en el arte del pensar).
- Espíritu crítico: Debe tener una visión de los logros futuros, saber planificarlos, y tener la capacidad de mando y orden (tanto personal como social) para ir llevándolos a cabo.
- Carácter: Debe tener, sobre todo, carisma y competitividad, para que sea respetado y su pueblo no piense que tiene a un mediocre como líder. Así pues, debe ser un jefe moral y hacer crecer a su pueblo a nivel personal, mediante el proceso motivacional.

·        El poder judicial (el cual aplica castigo o premio a quienes acatan o no las leyes) debe estar encabezado por un filósofo, esto es, la persona que mejor conoce los conceptos morales, y, por tanto, más apto para juzgar si una acción es buena o mala desde la perspectiva de la ley tanto natural como positiva. La variante que aquí está presente es que el poder judicial no sólo castiga (como en la actualidad), sino que también premia a quienes velan por el mantenimiento de este régimen. Su virtud es la justicia, entendida como dar a cada uno lo que merece, tanto bueno como malo.


Pero, la pregunta del millón es… ¿Cómo se implanta un estado así?
Muy sencillo, con una revolución a nivel nacional que acabaría con toda la corrupción que se viene sufriendo desde tiempos inmemorables. En este aspecto, la ética está en destruir lo que se viene dado como negativo. ¿Para qué se iba a negar la naturaleza destructiva del ser humano si ya se destruye constantemente en su interior como demuestra constantemente el psicoanálisis, entre otros? Una vez derrocado el sistema corrupto o no, de una forma u otra ya que en este caso el fin justificaría los medios, nos encontraríamos ante la configuración de dicho Estado ideal que sería el primer paso para la aparición del “nuevo mundo”, liderado por la libertad y la justicia, y, posteriormente, por la paz dada por la erradicación de los problemas que posteriormente analizaremos. Pero... ¿Cómo se eligen a dichos dirigentes? Por una votación popular a una serie de candidatos que hayan estado presentes en dicha revolución, nada más finalizarla. El sentido común de la gente decidirá al dirigente de cada uno de los tres poderes; por tanto, se elegirá bien porque ya se habrá visto la capacidad de lucha de cada uno de ellos. Aparte de ello, como todo, se tiene que confiar en que la elección estará bien hecha; y sino de vuelta al proceso de "revolución nacional", y así tantas veces como sea necesaria para la implantación del Estado ideal.

Ahora bien, ¿Cuál es el objetivo de todo esto?
Crear un sistema político que, respondiendo a caracteres éticos, alcance la justicia de un modo nunca visto: el artístico. Así pues, pareciendo una sociedad rígida donde apenas hay espacio a la espontaneidad, nos encontramos con todo lo contrario, la gente al estar dirigida por tres líderes que saben motivar, serán felices ya que exprimirían sus capacidades trabajando, cosa que con otros sistemas no hacían. Y, en consecuencia de esta felicidad que aporta hacer lo que se quiere, los ciudadanos seguirán queriéndoles como tales, aportando así estabilidad a la historia de una nación, la cual sería imitada por otras, y así sucesivamente hasta llegar a la felicidad política de todo el mundo, que con igual forma de gobierno, pueda eliminar sus fronteras y llegar a establecerse como un único Estado, justo y feliz, llamado "Planeta Tierra", cuyos principales proyectos serían:

·        Derribar las desigualdades económicas dentro de ese mismo Estado, que una vez conseguido, sería dificil de mantener si este problema no se erradicase, teniendo así en común una economía mundial justa y libre.


·        Derribar la discriminación, ese trato injusto que implica faltas de respeto por raza, sexo o religión, causado por el egoísmo de unos criterios socioculturales no pulidos y un deseo de poder de gente corrupta.



·        Derribar la violencia, pues no se podría vivir en un único estado mundial si dentro del mismo habría guerras, es decir, conflictos armados ya sea por una causa u otra. El conflicto aparece por la lucha por la existencia, atendiendo a elementos objetivos (injusticia) o subjetivos (ideologías). Ante esto, el “nuevo ser humano” necesita reorientar sus impulsos agresivos hacia cauces positivos.


·        Derribar los temas tabú relacionados con la ética y la medicina. Los problemas y debates relacionados con esto son dos: el derecho a la vida (aborto, eutanasia y pena de muerte) y la ingeniería genética (que si no la controlamos, acabaremos por convertirnos en máquinas al servicio de la tecnología).


·        Derribar los problemas del medio ambiente (contaminación de aire y agua, acumulación de residuos y desertización), pues es la biosfera el entorno en el que vivimos. La única solución para esto es la ecología, la ciencia que estudia las relaciones entre los organismos y ellos mismos y su medio. La conciencia ecológica ayuda a este proyecto ya que aporta razones para proteger la biodiversidad: utilidad (el mundo tiene material para medicamentos y alimentos, no hay que malgastar esa ventaja), prevención (ante todo esto podemos llegar a desequilibrios climáticos) y ética (tenemos la obligación moral de conservar lo que nos ha llegado). Por otro lado, el consumismo y su exageración por parte de una sociedad capitalista da también lugar a muchos problemas que erradicar.


Así pues, este cúmulo de problemas se nos presentan como argumentos a favor del destrozo del mundo que tenemos, y como argumento principal de caída del sistema político que planteamos. Así que para combatir esto, esta sociedad motivada, feliz y formada por su propio trabajo, con carácter crítico, puede emprender proyectos éticos como la solidaridad; el igualitarismo; el pacifismo; las normas y la ética de la ciencia, la tecnología y el ambiente; el mantenimiento y aplicación de los Derechos Humanos como paradigma de reglas para una vida sin conflictos, a modo de constitución del mundo; y, sobre todo, el cultivo del diálogo, que supone la exposición de opiniones para intercambiar ideas y crear un clima interpersonal soberbio.

Estas serían las labores del nuevo mundo, erradicar lo malo para cultivar lo bueno, el dejar de un lado los constantes debates morales por su olvido, el arrancar de raíz una planta con pinchos para cultivar flores. La utopía del motivacionalismo que propongo es de elevado nivel, pero, si sabemos hasta donde puede llegar la maldad humana, ¿por qué no probamos a ver hasta dónde puede llegar la bondad?